miércoles, 3 de marzo de 2010

"El color de la escritura", una entrevista a Gonzalo Tena


Coincidiendo con la exposición de Gonzalo Tena El universo y otras creaciones recientes, que se pudo ver en Teruel entre noviembre y diciembre de 2009, la revista Tapa2 nº 10 publicó una entrevista realizada por Carmen Escriche Balfagón y Ernesto Utrillas Valero, con el título “El color de la escritura”.
La recuperamos y reproducimos a continuación:

Gonzalo Tena, artista de referencia fundamental en el panorama artístico actual, nos sugiere que comencemos la entrevista preguntando cómo se encuentra su madre, para poder contestarnos “bien, bien, sino fuera por la vista…” y que toda la entrevista continúe en este tono. No hemos sabido cumplir sus deseos.

¿Cómo llegas al arte?
Pues yo creo que en mi familia hay una rama que es la de mi madre, que son los Brun, que tienen un ramalazo artístico. Yo ya dibujaba desde pequeño, como dice Mariscal, que es amigo mío: “pues yo, como todos, dibujaba desde pequeño, lo que pasa es que no he parado”. Pues, lo mismo.

¿Qué referencias marcaron tu obra?
Recuerdo la primera portada que ví de Peinture Cahiers Theoriques, era roja con un cuadrado dividido en cuatro, sencillamente, y con artículos teóricos donde ví por primera vez que la pintura podía tener una base teórica en la que trabajar, porque yo me aburría un poco pintando, la verdad. Contacté con lo que podría llegar a ser el pensamiento aplicado a la pintura o, al revés, la pintura aplicada al pensamiento. Yo me sigo considerando perteneciente a ese grupo. Lo que me interesó era ver personas que pensaban en pintura, que pintaban pero no era sencillamente un medio de expresión, porque también estaba un poco harto de lo que abundaba mucho que era el expresionismo trágico, el pintor de sangre caliente que mancha los cuadros y quiere expresar y comunicar emociones. A lo mejor porque soy del ramo intelectual, más que del ramo emotivo, vi entonces que podría practicar una pintura siguiendo lo que yo pensaba.
Guadix, 1984

Tienes un nombre en la Hª del arte español con mayúsculas, incluso estás en los libros de Hª del arte, pero esto no impide que tu obra esté en continuo desarrollo creativo. ¿Cómo lo consigues?
La fórmula es muy sencilla, porque hago lo que me da la gana. Si, si. No me planteo lo que tengo que hacer, sino que hago lo que me sale.
Pienso que lo fundamental es que yo, nunca me he metido seriamente en el engranaje comercial, eso, ya está estudiado por mi adorada Gertrudis: cuando empiezas a tener un nombre o unas obligaciones, ya no trabajas tan espontáneamente, haces lo que se espera de ti. En cuanto tienes audiencia ya estás perdido. Yo de momento la audiencia que tengo es muy reducida, gracias a Dios. Entonces me puedo permitir el lujo de hacer en cada momento lo que me parece. De eso estoy muy agradecido, el no haberme metido nunca en el engranaje comercial. Pienso que tengo mucha más libertad.

Tienes una enorme curiosidad por cualquier cosa. Es muy frecuente verte con libros, leyendo: ¿qué buscas en los libros?, ¿buscas algo concreto o simplemente curioseas?
Si es más eso. Voy a la biblioteca, miro, ojeo y de pronto hay algo que a lo mejor te llama. Busco algo que no sea la novela normal, sobre todo, algo que tenga una chispa diferente. He descubierto los microgramas de Robert Walser, un escritor suizo que al final de su vida hacía una caligrafía minúscula. Es un hombre, que estuvo veinte años interno en un manicomio, aprovechaba los trocitos de periódico y escribía textos con una caligrafía casi como taquigrafía, escrito a lápiz. Entonces, ese libro, de pronto contacta conmigo porque yo acababa de hacer un trabajo con caligrafía en letra bastante pequeña.
Lo de Gertrude Stein, también fue un poco casual. Léon Bloy, me lo recomendó Xavier Grau. Lo que es cierto es que llevo tiempo pintando sobre escritura. Lo que me inspira realmente es la palabra. A otros les inspira el paisaje o la figura humana, a mi me inspira la palabra, la palabra escrita.
Discutiendo en la playa, de la serie Family Life, 1996-1997

En tu entorno incluyes a todo tipo de artistas, desde los consagrados a los que carecen de trayectoria.
Bueno, es que ahí si que soy muy estricto, yo pienso que todos somos iguales. Incluso las personas que no desarrollan ninguna actividad artística tienen para mí el mismo mérito. Por mucho que le den a alguien premios o vendan sus cuadros caros, para mí es exactamente igual que la mujer que hace macramé y en un momento dado se emociona haciendo macramé. Chack, chack, chack. Es exactamente igual. Valoro el trabajo de cualquier persona, el camarero que te sirve está practicando un tipo de arte respetabilísimo, aunque no se dé cuenta, precisamente, si no se da cuenta, mucho mejor. Estoy muy abierto a todo lo que veo, todo me parece artístico y con un nivel igual. Creo que es así, lo siento así.

¿Cómo te enfrentas ante un proyecto nuevo, planificación o intuición?
Alterno las dos cosas. Si tengo una exposición en perspectiva, que me seduce, una idea en concreto, planifico y si no, trabajo normalmente en cuatro o cinco cosas a la vez.
Ahora estoy haciendo dibujos sobre diosas de la prehistoria porque fui al museo, me interesó un libro sobre esas diosas y los simbolismos que se usaban para representar a la diosa femenina y he hecho una serie sobre eso. Ni se me ocurría ni me lo planteaba nunca.

Pero… eres bastante disciplinado.
Más que disciplinado vicioso, vicioso del trabajo. Si estoy un par de días sin trabajar ya me pongo nervioso, pero es por vicio, no por disciplina.


De la serie Bruegel en La torre de Babel, Museo de Teruel, 2005

¿Qué es lo que nunca vamos a ver en una exposición tuya?
¡Qué difícil!. Pienso que nada, siguiendo lo dicho a mi me interesa todo, a lo mejor un día hago una serie de retratos de futbolistas famosos. Hace poco hice una cosa parecida, uno de mis trabajos secretos, es buenísimo. Es una serie de Retratos de personas famosas tristes, la tengo guardada y salían, Belén Esteban, Miguel Bosé, Rocío Jurado, Plácido Domingo, Raphael, pero todos tristes. Les unía que eran famosos y estaban tristes, me parece recordar que sacaba alguna infanta o a Leticia, unos veinte o treinta. Por eso digo que podéis encontrar cualquier cosa.

Pero… ¿eso va a salir de la colección secreta?
Esto podría ser una exposición, que a lo mejor tenía mucho éxito, pero no. En Barcelona las pocas personas que lo conocieron me dijeron que estaba muy bien. Pero lo guardo y lo dejo.
Human nature es occupying but is not interesting.
Begin being ready to find the human mind.
The human mind says yes it is.
The relation of Human Natura to the Human Mind, Galería Fernando Latorre, 2008

En cierta ocasión comentaste la enorme soledad que habías sentido en alguna de tus inauguraciones: ¿cómo te planteas el exponer tu obra ante el público?, ¿debe el artista explicar su obra?
Eso le pasa a todos, cuando hago una exposición hay un sentimiento de soledad. En esta exposición pongo cuatro paneles con un texto pequeño explicándola. Hace poco lo escribí en el catálogo que hice para Fernando Latorre: cuando es el pintor o el músico el que explica su trabajo todo el mundo se queda así como extasiado. Y lo comparo con la cara tan distinta que ponen cuando en clase lo explica el profesor de Hª del Arte. Si lo explica el artista ves como les brillan los ojos y que les interesa, realmente quieren entender; hay un deseo de entender lo que ven. No creo que sea efectivo, pero es bueno. Ahora, por ejemplo, me he situado en una frontera: he puesto unos textos en letra pequeña, bastante difíciles de leer para que pidan un esfuerzo al que quiera ver la explicación. La gente no entiende porque no hace el esfuerzo de entender o no puede hacerlo. Si les ayudas, los ves ilusionados.

Tu obra siempre ha sido calificada de inaccesible y oscura para el público mayoritario pero en cambio tú eres muy accesible, con un gran sentido del humor, y contrasta la dificultad de acceder a tu obra con la facilidad de acceder a tu persona. Nos planteamos si hay un artista bifronte con dos caras contrapuestas.
No sé, supongo que sí, debe haber algo de eso. No me planteo el hecho de que mi obra se considere oscura, porque desde luego yo hago el esfuerzo para evitar pensar en la audiencia, incluso rechazo cosas que interesarían pero considero que son perjudiciales para mí. Considero que lo peor en pintura es el gusto. Hubo una época que todo se solucionaba así, “no, no tienes por qué entender, lo importante es que te guste”. Y no, el gusto es lo más peligroso que hay, y vuelvo a citar a Gertrude, que cuando llevaba a un conocido a ver los primeros cuadros de Picasso o de Braque, le decía “antes de enseñártelos quiero que tengas muy en cuenta que no tienen por qué gustarte”. Creo que podría hacer una pintura que gustaría mucho más que la que hago. Yo precisamente rechazo eso, cuando veo que algo me sale demasiado bonito procuro hacer algo para estropearlo, ja, ja, ja, ja.
De la serie sobre el Diario de Léon Bloy, vista en la exposición Afinidades, Galería A del Arte, 2009

¿Qué vas a presentar en la próxima exposición en la Fundación Teruel Siglo XXI?.
La exposición se titula El universo y otras creaciones recientes, en ella presento tres trabajos, uno, el de caligrafía y dibujos -yo creo que es el trabajo más interesante- .A partir del texto de un filósofo sobre la creación del universo, se me ocurrió una serie de dibujos y pasar el texto a tres tipos de caligrafía distinta imitando la piedra Rosetta. Fue un trabajo muy agradable y aquí quiero citar a Robert Walser, que decía algo así como que escribir es sobre todo hacer unas líneas con caligrafía bonita, je, je, je.
Aparte de este trabajo, que es el alma de la exposición, he querido poner una muestra de lo que he hecho sobre el diario de Léon Bloy. He estado casi un año trabajando, he querido un poco seguir su ritmo, cada día pintaba un rato sobre ese tema, todos los días era como si escribiera yo el diario de Léon Bloy, pero en pintura.
Luego hay un trabajo que he hecho sobre el nombre y el adjetivo en Góngora, que muchas veces se confunden en su poesía. He escogido parejas de palabras, a veces, va primero el adjetivo y luego el nombre o, primero el nombre y luego el adjetivo, y he puesto dos manchas de color. El adjetivo siempre es el color del oro, una purpurina y el nombre con dos o tres tipos de pintura mezclada. Por qué, no lo sé. Pienso, y lo digo en uno de los textos de la explicación, que Góngora crea una zona de misterio. Yo separo las manchas de color y dejo las palabras en el centro, es una especie de interpretación de esa escritura. He querido que se viera una muestra de ese trabajo que también me gustaría verlo reunido, como me ocurre con otras series.

Para terminar ¿cómo materializas todo esto?
Me gusta usar materiales baratos. En esta exposición incluso he reciclado tubos de pintura que daba por perdidos. De repente, apareció una caja de tubos y decidí usarlos todos. En mi trabajo hay mucho de casualidad. Trabajo sobre papel porque es barato: la necesidad convertida en virtud. Procuro pintar cada día. Ahora mismo no tiene sentido para mi un cuadro como obra única sobre la que trabajar. Para mi, o que tiene sentido es el proceso constante, por eso tengo que recurrir a trabajar con materiales baratos para no parar y mantener siempre la tensión de la creación.
Yo ahora trabajo con la pieza en plano, como si escribiera. Mi trabajo tiene mucho que ver, como si fuera una escritura en color; en el fondo, siempre he envidiado a los escritores que no tenían necesidad de un estudio grande, y eso lo he conseguido: mi estudio es una mesa.”
Rev. Tapa2 nº10, noviembre-diciembre 2009, pp.12-17.

1 comentario:

  1. enhorabuena a la revista tapados que ha publicado la entrevista y a los dos entrevistadores Ernesto y Carmen que pienso, debuta.
    Admiro a Gonzalo Tena y lo han exprimido.

    He aprendido más de él en esta entrevista que en todo el tiempo que le conozco que por timidez y miedo al ridículo no me he atrevido a preguntarle.

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