“Si Segundo de Chomón viviese hoy se reencarnaría en James Cameron. El cineasta turolense (1871-1929), pionero y mago de los efectos especiales, se recrearía hoy delante de la pantalla de un ordenador con imágenes de generación virtual en las que la dimensiones dejan de tener límites. No en vano, se empeñó en romper el espacio escénico con hallazgos como el de aplicar el trávelin, o 'carrello' -que hasta entonces era un mero movimiento de la cámara- a la trama cinematográfica con una intención narrativa.”(...)
Efectos al servicio de la historia.
“La película 'Cabiria' de 1914 (Piero Fosco), en la que Chomón fue el director de los trucajes, fue en su momento el equivalente 'Avatar", explica la profesora titular de Historia del Cine de la Universidad de Zaragoza, Amparo Martínez. (...) “en 'Cabiria' asegura que se consigue un "equilibrio perfecto". Las artimañas de Chomón contribuyen a "aportar" dramatismo a la historia de una niña romana que sufre la esclavitud por parte de los cartagineses ambientada en la Roma de la Segunda Guerra Púnica. No hay más que recordar la erupción del Etna, los preparativos del sacrificio de la joven Cabiria ante el dios Moloch...
La conquista de espacio
El crítico turolense de cine Javier Millán, un auténtico fanático de Chomón, también recurre a la comparación de 'Avatar' y 'Cabiria'. "La generación de imágenes virtuales supone un avance en la dimensión espacial del cine. Podemos decir que Chomón fue el gran inventor del montaje interno, porque rompe con el estatismo de la fotografía y el cine como teatro filmado", asegura.
Uno de los principales rasgos distintivos de 'Cabiria' es la utilización del llamado 'carrello' (origen del actual travelin, al montar la cámara en una plataforma móvil con patines) de una forma sistemática. "Utiliza el movimiento de la cámara con un fin narrativo, esta es su principal contribución, se produjo un cambio de actitud respecto a la lógica visual adoptada por el cine hasta entonces", recalca este especialista. Diversos críticos e historiadores han calificado este este avance como "la conquista del espacio".
Un ejemplo de este logro en la pieza de 1914 es el momento en el que el dios Moloch se prepara para sacrificar a la pequeña Cabiria. Un primer plano nos presenta a los personajes que acuden a salvarla y a los que la cámara va siguiendo mientras se acercan al altar. Contemplada hoy, la escena puede despertar sonrisas.
Esa conquista total del espacio escénico con la que ya soñaba Chomón llega con la generación virtual. Y como una imagen vale más que mil palabras, Javier Millán evoca el acrobático vuelo de los 'Ikran' de Cameron, una especie de dragones de las montañas considerados como espíritus o hadas, con los que, una vez creado el vínculo cazador y montura, se está unido para siempre.
Bases de la futura postproducción
El crítico turolense llama la atención sobre que la mayoría de los trucajes de Chomón son de producción (se hacen en pleno rodaje), aunque sí destaca dos de post-producción: el coloreado a mano de fotograma a fotograma y el viraje de la película a determinados tonos en momentos claves. Chomón llegó a diseñar unas plantillas de celuloide que facilitaban el tintado de los fotogramas y conseguían mayor precisión en la delimitación del color. El sistema, conocido con el nombre de 'pochoir', fue patentado luego, con ligeros cambios, por la casa Pathé. (…)
"Uno de sus mayores legados son las bases de la futura postproducción y los efectos digitales, que se desarrollaron durante el siglo XX y que hoy en día se emplean en el manipulado de la imagen cinematográfica", resume Ignacio Lacosta, uno de los socios de esta compañía [ Entropy Studio] que, junto a Jaime Cebrián y Jordi Costa, lleva diez años en la brecha. Hoy, el negativo se manipula por ordenador. "Otro de sus méritos es que la mayoría de trucajes y efectos no tenían precedentes, ni siquiera con quien contrastarlos, puesto que no existían los flujos de información de que disponemos hoy", añade.”
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