martes, 26 de enero de 2010

Hacia una valoración de las presencias y ausencias turolenses en una década de Arte Joven

Creo que para hacer una valoración de la presencia-ausencia de turolenses en el certamen Arte Joven en la última década, lo primero que habría que hacer notar es que ha sido realmente escasa, en algunos años ninguna, en otros con participación de artistas originarios de Teruel pero con escasa relación con sus lugares de origen. Es frecuente que artistas que unas ediciones parecen como nacidos en localidades turolenses, en otras aparezcan como nacidos en Zaragoza. Si recogiéramos los artistas que trabajan y viven en Teruel, la presencia sería realmente mínima.
Por ello, creo que habría empezar por  preguntarse ¿por qué ha sido tan escasa? A parte de que el plantel de artistas jóvenes turolenses no es, ni puede ser, muy numeroso, creo que hay otros factores: en tiempos los participantes tenían que llevar las obras a Zaragoza (un pequeño handicap); segundo, quizás se presentaron pero no fueron seleccionados, quizás porque lo que hacían no coincidía con los gustos del jurado del certamen que con pequeñas variaciones ha estado formado por un núcleo fijo formado por Antonio Abad Jaén, Pedro Pablo Azpeitia Anadón, Cristina Giménez Navarro, Antonia Puyó Belzuz, y como secretario Antonio Royo Oliván (en ninguna de las ediciones ha habido ningún miembro del jurado turolense). Y como está en la naturaleza humana favorecer a lo que conocemos, unos tienen más posibilidades que otros.
Del criterio de este jurado siempre he valorado su apuesta por las tendencias más innovadoras,  pero ha tenido como consecuencia, entre otras cosas, la práctica desaparición de la escultura tradicional en el certamen, otro tanto está ocurriendo ya con la pintura, mientras que se detecta  una abundante presencia de las videoproyecciones, e instalaciones o el protagonismo absoluto de la fotografía en los últimos años. Tendencia que reproduce un fenómeno generalizado en el actual ámbito artístico. Pero, son estas  tendencias aclimatables al ecosistema artístico turolense? Podrían sobrevivir fuera del marco selectivo de los certámenes? En el mundo real? Pueden encajar los artistas turolenses en este marco? Deben adaptarse para encajar en él?
Chus Tudelilla, critica de arte de el periódico de Aragón, cuestionaba el modelo de este tipo de certámenes en la critica que publicó sobre esta edición del Arte Joven. En ella afirmaba:“Porque el futuro de las artes visuales pasa por un compromiso real de las instituciones: un certamen que pretenda promocionar el arte joven debe formar parte de un programa de cultura y no ser un hecho aislado en un departamento ajeno al tema, que acaba reduciéndolo a una exposición itinerante, a la edición de un suntuoso catálogo y a la adquisición de las obras premiadas. ¿Qué interés tiene que las instituciones adquieran obras directamente a los artistas cuando lo que estos necesitan es crear? Con decisiones como estas pierden los artistas y también el sector de las galerías. Y ¿por qué no facilitar y fortalecer la formación y experiencia de los artistas a través de la concesión de becas? No hay modo de cambiar esquemas.”, en “Certámenes y premios, repetición de esquemas sin futuro”, el periódico de Aragón, 26 de noviembre de 2009, p. 55. Para acabar afirmando que “hubieran merecido galardón o al menos accesits, el resto de los seleccionados” (esta vez el palo iba dirigido contra la consejera de Servicios Sociales y Familia, y la directora del Instituto Aragonés de la Juventud)
Yo, en cambio, creo que, pese a sus defectos, el certamen Arte Joven es un buen escaparate para ver en lo que están trabajando los jóvenes creadores aragoneses. Y puede servir de testigo de lo que se hace, o de lo que se considera tendencia en cada momento. Es cierto que Aragón carece de proyectos artísticos de mayor alcance que engloben a todo el territorio, por ello el Arte Joven se convierte en  la única muestra que, sin suplir las enormes carencias fácilmente detectables, pulsa en parte el estado artístico de la región.
Y en este panorama, la presencia-ausencia de artistas turolenses no deja de ser un reflejo de la    configuración  asimétrica de Aragón, palpable en otras cuestiones,  y detrás de todo ello están factores como el  peso demográfico, la distribución de los centros de decisión, capacidad de gestión de los entes locales, y un largo etcétera.
Una valoración puramente artística de la participación turolense en el Arte Joven creo que habría que situarla más en el contexto de las trayectorias personales que han ido desarrollando con posterioridad los artistas  seleccionados en las sucesivas ediciones, que en centrarnos en el análisis de unas obras que pueden ser más o menos interesantes pero que, al fin y al cabo, son obras de  juventud.

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