miércoles, 31 de agosto de 2011

El glamour de la caricatura. Bayo Marín recuperado

Con la escusa del inminente Ideotas Festival, que pretende llenar de próximo fin semana la ciudad de Teruel de caricaturas, cómic y otras historias en homenaje al dibujante turolense Javi Rillo, puede ser éste un buen momento para traer aquí el libro de Eduardo Laborda, Bayo Marín. Entre luces y sombras.
A Eduardo Laborda hay que agradecerle la recuperación de la figura del ilustrador Manuel Bayo Marín. En 2004 organizó una muestra sobre Bayo Marín que pudimos ver en la Biblioteca Pública y al año siguiente realizó un documental ‘Bayo Marín, trazos de aire’, que se proyectó en el Cine Club del cine Maravilla ese mismo año; en 2006 también colaboró con un artículo sobre el dibujante en la revista de cine Cabiria nº 3, junto a Carlos Calvo; mencionando sólo algunas de sus aproximaciones al “hombre de los cien mil rostros”

Adelina Durán. Crónica, 1-3-1936.

La publicación de Bayo Marín. Entre luces y sombras, a finales de 2010, saca a la luz, de forma deslumbrante, la figura del creador oscurecido por el paso del tiempo, y por el tradicional desprecio de los estamentos académicos hacia los ejercen disciplinas en los márgenes de las disciplinas consideradas como artes mayores.
Carmen Díaz, Crónica, 21-5-1936
Manuel Bayo Marín nació en Teruel en 1908, y se trasladó a Zaragoza en 1919 junto a su familia y allí desarrolló buena parte de su carrera profesional hasta el salto triunfal al efervescente Madrid de 1934, donde se convierte en uno de los dibujantes más destacados del momento, en buena medida por sus caricaturas para la revista Crónica. La guerra civil fuerza su regreso a Zaragoza donde siguió trabajando hasta unos meses antes de morir en 1953.

Manuel Bayo Marín, h. 1931.
Aunque toda su carrera profesional discurrió fuera de Teruel, su primera exposición en 1931 tuvo lugar en la ciudad donde nació: “Ahora he querido lanzarme a hacer exposiciones y, pensando que en mi pueblo debía hacer mi debut, aquí me tienes… se celebrará en el salón de fiestas del Casino Turolense,” declaraba en una entrevista al periódico República. El cartel, la portada del catálogo junto con las fotografías de la sala y de los asistentes a la inauguración transmiten una sorprendente sensación de modernidad.

Irene López Heredia y Mariano Asquerino, Crónica.

En la inmediata posguerra realizó los carteles para las Ferias y fiestas de San Fernando de 1943 y de 1944. Si en el primero pervive asombrosamente la modernidad que había florecido durante la República, en el segundo vuelve a la, ya entonces, trillada imaginería folclórica, y que va a imperar durante décadas en el cartelismo festivo aragonés.

Paulina Singerman, Crónica.

A través de vivencias y anécdotas, de entrevistas pasadas y recientes, pero sobre todo con una desbordante cantidad de imágenes, Eduardo Laborda nos devuelve a un Bayo Marín moderno y brillante, de nuevo en uso, aunque con esa pátina que recubre las cuberterías de alpaca guardadas en los cajones de viejas alacenas, en la que queda de manifiesto lo tornadizo de las modas y como la desmemoria acaba cubriendo lo que un día fue cotidiano y reluciente.
Dolores del Río, Crónica, 10-5-1936

Eduardo Laborda, Bayo Marín. Entre luces y sombras, Instituto de Estudios Turolense, Teruel, 2010.

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