Durante el mes de septiembre pasado, se exhibió en el privilegiado marco del claustro de San Pedro de Teruel la exposición Espacios de la espera, de la escultura Carmen Martínez Samper, con obras realizadas entre 1999 y 2010.
En la presentación, a cargo de Juan Manuel Berges presidente del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín, destacó tres aspectos del trabajo de Carmen Martínez Samper: El simbolismo del mensaje “Carmen desmenuza uno a uno los elementos que integran el lar, la casa, el espacio sagrado familiar. Le interesa la convivencia que secunda la casa. La vivienda como medio de comunicación y relación personal”; los materiales empleados “Carmen nos traslada a un ideal tiempo pasado a través de un metal menor: el hierro”; y el componente religioso “Quizás entre tenues luces se adivina la profundidad de las creencias de la autora. (…) …esas casas desvelan su inquietud por el más allá. (…) Esas casas que son fábricas de sueños, nidos de esperanza. Las ventanas, espacios abiertos, laberintos de luz.”
En el catálogo, publicado por el Cecal, Amparo Carbonell Tatay, catedrática de procesos escultóricos en la Politécnica de Valencia, señala que “Muchas veces las esculturas, como las que muestra Carmen Martínez en esta exposición, no son más que artilugios provocadores. Como ella misma sugiere poéticamente, Espacios para la espera, espacios que invitan a la calma y la reflexión, a la sensatez.
Pequeñas tentaciones para nuestros sentidos. Excusas para iniciar la acción. Lugares por donde escapar. Lugares por donde pasear.”
Por su parte, Santiago Martínez Fdez., profesor de Hª del Arte en la Escuela de Arte de Oviedo, considera que “En las obras que nos propone Carmen Martínez confluyen lo primitivo, lo etnográfico y lo natural, pero sobre todo lo personal. Por eso sus obras poseen un leve trasfondo de arte de la tierra. Hay en ellas una reacción mimética entre naturaleza y arquitectura popular, y entre ésta y la obra de arte y ahí ésta la topografía de nuestro ser íntimo, como instrumento de análisis del alma humana, la casa resulta útil como metáfora”.
José M. Vilar Pacheco, doctor en Filología, comienza su texto en el catálogo de este modo: “Quizá las ventanas sean como las palabras, sean la misma imagen o metáfora: esconden y comunican; guardan secretos y heridas al mismo tiempo que transmiten, expresan y comunican deseos y ánimos.”
La artista afirmó, a propósito de la exposición, en una entrevista que “Detrás de una ventana siempre hay un espacio, y estos espacios son espacios de la espera, espacios femeninos… Si es un espacio dormido es como que todo se cierra más, pero en un espacio de la espera algo puede suceder.”, Diario de Teruel, 6 de septiembre de 2010, p. 4.
Espacios de la espera. Carmen Martínez Samper, Cecal, Albarracín, 2010.
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