Un año más el Ayuntamiento de Teruel ha demostrado su propósito de fomentar la participación ciudadana en la toma de decisiones. ¿participando en la elaboración de los presupuestos? No. ¿En la planificación urbanística? Tampoco ¿En determinar qué son puestos de confianza? Ni por el forro. La alta participación ciudadana que querían conseguir era, un año más, para la elección del cartel de vaquillas, a través de internet, pues así se consigue además “una promoción turística extra", según recalcó la concejal de fiestas, usando el mismo argumento del año pasado. De los 135 carteles presentados, resultaron finalistas, con este selectivo método, ocho (merecen la pena que sean reproducidos, para mostrar el nivel alcanzado) y entre ellos que el jurado pudo (se vio obligado a) escoger uno como ganador.
Cogido por el asta
Las fiestas de mi pueblo son las mejores
Ausencia en rojo y negro
Columna de sobres
Teruel skyline
Intereconomia o bolsa de Nueva York
Claridad ante todo
El cartel ganador de este año, definido por el alcalde como "más actual y juvenil" que en años anteriores, es obra de los diseñadores gráficos oscenses Alberto Naya y David Ramón, quienes pretendían "hacer algo diferente" a lo que se había hecho hasta ahora (click ver 1992), según recoge el Periódico de Aragón. ¿Y en qué consiste esa diferencia? Pues en utilizar la estética de la historieta, con una masa de vaquilleros (dónde está Wally) ante elegante fondo modernista, con la intención de que "todo el mundo se pueda ver reflejado en él" (20minutos.es): por ello, entre los vaquilleros anónimos se encuentran una serie de tipos que configurarían lo más representativo de lo turolense (frío aparte): Diego e Isabel, medievales, picador, el jamón, un cerdito que aspira a logotipo de bocatería, guardia civil, policía municipal, obispo, toro, minero, jugador de voleibol (José Luis Torán mantenedor), ¿Bender de Futurama??, pañuelos rojos, un cachirulo a cuadros, botas y vasos de vino, móviles, pelota de playa…
Con esta amalgama se abre el abanico de turolenses (votantes) que pueden sentirse representados en él. Pero nada es perfecto, el espejismo de una universalidad panvaquillera pronto ha sido cuestionado: el cartel incumple la Ley de Cuotas, sólo hay tres mujeres vaquilleras. Por ahora, ninguna asociación de ‘vaquilleros con pelo’ ha denunciado que casi todos los vaquilleros en el cartel sean calvos.
La visión de la vaquilla que propone el cartel es fruto de la imagen que, de las fiestas turolenses, uno puede obtener a través de la retransmisión de la puesta del pañuelito en la Televisión aragonesa, en la que los presentadores necesitan una serie de lugares comunes que a los que recurrir para mantener, mientras dura la emisión del jolgorio, un hilo narrativo que pueda alternar con el reportero graciosete que a pie de fiesta se encarga de buscar lo excepcional para convertirlo en protagonista.
No sé si por ello, el Torico ha quedado descolocado, y mira en dirección contraria a la habitual, asombrado por lo que está sucediendo.
La presentación en público del cartel ha coincidido en el tiempo con la emisión del spot promocional que para anunciar la retransmisión de los encierros de San Fermín en RTVE ha hecho Kukuxumusu, con el que comparte de forma evidente un repertorio formal.
Por todo lo anterior, el cartel de vaquillas 2013 resulta ser un buen ejemplo de las estrategias de representación y sus cuestionamientos que se formulan en torno la fiesta en nuestros tiempos.
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Vuelvo a leer esta entrada cuando se han dado a conocer los noventa y tantos carteles de 2014. Yo no sería capaz de sacar media docena que merezcan la pena, pero entre esa media docena escasa hay alguno que está bien. Espero tu crónica cartelera de este año.
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