El pasado domingo murió Jerónimo Beltrán (Torrecilla del Rebollar 1934 - Teruel 2011) quien, movido por su enorme curiosidad y deseo de encontrar la belleza, destacó, entre otras facetas, por su labor de difusión del arte, con sus habituales reseñas en el Diario de Teruel, que durante mucho tiempo fueron la única representación de crítica artística en Teruel, en sus concurridas conferencias sobre temas artísticos, además de religiosos y en diversas publicaciones. Su perseverancia e interés le permitieron formar una envidiable colección de arte contemporáneo turolense.
Últimamente sus reseñas en prensa sobre exposiciones habían perdido continuidad, eran cada vez más esporádicas, lejos de su asiduidad característica. Si no me equivoco creo que la última fue la que escribió sobre el pintor Daniel Galve. Jerónimo siempre preciso en sus anotaciones, en esta ocasión, cambio el nombre del pintor por Daniel Ortega. Rápidamente, al día siguiente se publicó la enmienda de la errata, devolviéndole el apellido al pintor.
Reproducimos a continuación esa reseña en lo que queremos sea un pequeño homenaje al critico de arte que fue y a su labor, aunque no siempre comulgáramos con ella.
“Óleos de Daniel Ortega (sic) en la Escuela de Artes.
Hasta el día 18 estará colgada en la Escuela de Artes y Oficios de Teruel una exposición pictórica de Daniel Ortega (sic), un pintor autodidacta que se presenta ante los turolenses por primera vez. Se trata de una muestra, preparada con mimo, en la que se ofrecen casi medio centenar de cuadros trabajados igualmente con interés.
La primera impresión que se obtiene al entrar en la galería es llamativa y agradable a la vez. Además, un tanto diferente a lo que estamos habituados. Daniel, que desde pequeño manifestó siempre gran interés por el dibujo, se ha adentrado con provecho en el área de las artes plásticas, consiguiendo laudables cotas de altura tanto en la composición como en el color.
La temática es fundamentalmente naturalista. Sus paisajes -muy idealizados y con gran dosis imaginativa- parecen estar influenciados por la antigua escuela de pintores holandeses en los que el propio Daniel se sumerge con placer. El bosque con más o menos arbolado, los fenómenos atmosféricos con acentuado contraste como pueden ser la tempestad y la bonanza, el amanecer o el crepúsculo, el mar en quietud o más frecuentemente en agitado oleaje… son situaciones plásticamente expresadas por su pincel en conjuntado cromatismo. Sin ser excesivamente tétrico ni tenebrista, nuestro pintor sabe reflejar a base de sucesivos retoques un mundo onírico en el que siempre tiene algo que decir.
Hay también paisajística urbana, aunque en menores proporciones. Vistas de Teruel, por ejemplo, la mayoría ambientadas en la etapa posterior a la guerra civil. Ruinas de Babilonia, o de Teruel, o incluso de otras partes, serán los motivos más reiterados dentro de esta dirección.
El templo de Santa María del Pilar llega enriquecido en perspectiva por el Ebro y la arboleda en el entorno de la Basílica mariana más grande de la cristiandad-
La figura humana, cuando aparece, se presenta más o menos difuminada en el contexto ambiental. Baste contemplar Adán y Eva o Tempestad en el lago de Genesaret, los dos únicos casos en que encontramos referencias bíblicas, o Los Amantes, de tradición tan turolense, idealizados también”, Diario de Teruel, 15 de diciembre de 2009, p. 25.
En la imagen superior: páginas interiores del libro que sobre la obra del pintor valenciano Peris Carbonell publicó en 1998.
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Como bien dice la nota del obituario, durante mucho tiempo Jerónimo Beltrán se hizo eco, de manera regular, de las exposiciones y otras manifestaciones artísticas que se celebraban en Teruel. Tengo que agradecerle las reseñas que publicó en el Diario de Teruel sobre dos de mis exposiciones en esta ciudad, tanto en la sala de exposiciones de Ibercaja de 1996 (junto a la reseña de Javier Millán), como la de la Escuela de Artes de 1999. Su interés por el arte contemporáneo queda patente en sus crónicas y conferencias, así como por su colección particular de arte, por la que siento verdadera curiosidad por conocer su composición.
ResponderEliminarÚltimamante coincidí varias veces con él en la piscina cubierta municipal, a la que acudía a primera hora de la mañana para practicar la natación. Afición que, a la postre, ha puesto el punto final a su existencia. Su compromiso con la difusión del arte en Teruel fue una constante a lo largo de toda su vida. Algo que le debemos agradecer todos los que orbitamos alrededor de esta apasionante parcela de la actividad humana. Por la parte que me toca... muchas gracias Jerónimo y hasta siempre.