Según el jurado, por ser "una obra pictórica con perfecta coherencia entre la temática planteada y la técnica desarrollada, destacando la solidez, el soporte teórico y la parte compositiva y dinámica de la misma”.
El pintor afirma que el cuadro nace "del diálogo entre la informática y la pintura. El argumento se basa en una colonia espacial de un exoplaneta que dentro de unos siglos es infectada por elementos arquitectónicos. El cuadro pertenece a una serie que elaboré para una exposición en el Museo de Teruel en la reflexiono sobre el diálogo con la arquitectura a través de ciertos planteamientos de la sociedad contemporánea". Y añade que “La obra se alza como una forma de imaginarnos un futuro distópico al que, tal vez, nos pueda llevar una sociedad descontrolada”.
Ver noticia en Heraldo de Aragón y en el Diario de Teruel.
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